Reflexión sobre el diseño de marcas desde la cultura del hágalo usted mismo

Resumen

Se ha hablado mucho de marcas, de cuál es su importancia como herramienta mercadológica, del valor que poseen, de cómo representan a productos, personas y empresas, siendo la marca un conjunto de atributos intangibles, construidos a través del tiempo, que le adjudican valor, funcionan como aval de prestigio, calidad, atención, y servicios, entre muchos otros factores. La marca es la representación gráfica de todos esos atributos, siendo la imagen gráfica la que da la cara a los clientes, usuarios y público en general, y de ahí la importancia de su buen diseño.
«El producto es el soporte de la marca. Ninguna marca existe sin aquello que la justifica y le da sentido. Es decir, el producto o el servicio, la empresa y el público. La marca es la síntesis de la empresa, el producto/servicio y su comunicación.» (Costa, 2007, p. 16)
Muchos empresarios y comerciantes entienden la necesidad de poseer un signo distintivo o algo que los represente de manera gráfica y que comunique visualmente lo que la empresa es o pretende ser, así como los servicios que ofrece. Pareciera fácil, entonces entiendo que la importancia del diseño de marcas, todos quieran tener una imagen que los personalice, y en efecto así es en la mayoría de los casos. El mercado reconoce a esta imagen como logotipo, otros le dicen logo. No se pretende entrar a la discusión de cuál es el término ideal para nombrarla (isologotipo, imagotipo, logotipo, etc.).

En México, como en muchos países, existe la cultura de hágalo usted mismo, y esto permea también al diseño de la imagen corporativa, es preocupante darse cuenta que empresarios y comerciantes se encargan personalmente de elaborar la marca gráfica o logotipo de su compañía o negocio y los resultados generalmente están plagados de decisiones intuitivas con una falta de respaldo metodológico y técnico.