Cómo mueren las democracias*

Gabriela Valles Santillán

Profesora investigadora en la Universidad Juárez del Estado de Durango, México, Universidad Juárez del Estado de Durango, México

47. 2020 ; (48)


La interesante obra que se reseña en este espacio y que recientemente se ha incorporado a los estantes de las librerías que cuentan con secciones especializadas en las áreas de ciencias políticas y jurídicas contemporáneas, constituye la edición en español del título original How Democracies Die, de los profesores de la Universidad de Harvard Steven Levitsky y Daniel Ziblatt.

Obra de 335 páginas dividida en nueve capítulos, precedidos por un breve apartado introductorio desarrollado por los autores con la finalidad de anclar en los lectores, como punto de partida, la idea de que los sistemas democráticos instaurados en la modernidad a nivel global, no obstante ser históricamente innovadores y presuponer positivamente la contracara del autoritarismo, son instituciones frágiles que suelen encontrarse constantemente amenazadas por agentes políticos activos –de inclinación autoritaria– que funcionan y se desenvuelven en sus propias estructuras, a través de maniobras polarizadoras que finalmente se imponen como obstáculos o barreras políticas e impactan en la opinión pública y en la decisión de la sociedad votante para elegir al gobierno y a sus representantes, pudiendo lograr tergiversar tal decisión hacia intereses particulares, así como alterar el equilibrio de pesos y contrapesos y menoscabar la esfera de derechos fundamentales; lo que, evidentemente, conduce al fracaso de las democracias.

Si bien esta obra desde el inicio circunscribe su análisis a la experiencia de la democracia en los Estados Unidos de América –pues incluso en el desarrollo del capitulado se explica sumaria pero lúcidamente cómo ha funcionado el sistema político-electoral de dicho país, desde la época fundacional del presidencialismo que emanó de la Constitución de 1787 hasta la etapa marcada por la fatídica elección de Donald Trump en el año 2016–, hace alusión a las experiencias en otros países, recurriendo no sólo al estudio comparativo respecto de sucesos antidemocráticos en Europa –y también restaurativos de la democracia– en un periodo de tiempo que abarca desde la década de los años treinta hasta la actualidad, sino también en Latinoamérica, de donde los autores logran extraer importantes acontecimientos que han puesto en riesgo a la democracia y que en algunos casos la han derribado por completo, como ha sucedido en Venezuela, a raíz del régimen dictatorial que ha imperado en ese país tanto con Hugo Chávez como con Nicolás Maduro, por mencionar un solo ejemplo.

Asimismo, se considera importante resaltar los comentarios que los autores realizan en el capítulo 8, por lo que toca a la experiencia de México en las elecciones presidenciales de 2006, cuando Andrés Manuel López Obrador –actual Presidente– perdió la contienda e insistió ante las instituciones electorales que se había cometido fraude.

Los autores recurren a este suceso para explicar cómo las acusaciones de fraude electoral pueden poner en problemas a la democracia, en el sentido de que las acusaciones pueden ser falsas y utilizarse por agentes con inclinaciones autoritarias. Los autores refieren que este recurso también ha sido utilizado por Donald Trump en Estados Unidos, así como por otros personajes autoritarios en diversas partes del mundo.

Por otro lado, no pasa inadvertido que la obra rescata experiencias latinoamericanas positivas que han reconstruído la democracia haciendo frente a rupturas y escenarios de polarización política, como es el caso de Chile después de 1973, cuando al verse prácticamente muerta la democracia los agentes políticos pro-democráticos —pese a las disputas ideológicas—, mostraron disposición para establecer acuerdos y dar paso a una coalición que derrocó la dictadura de Augusto Pinochet.

El libro incluye un capitulo centrado en cómo se ha menoscabado la democracia en los Estados Unidos de América –se destacan periodos intermitentes de la historia de ese país en que la democracia se vio vulnerada, no obstante que se le trajo de vuelta–, pero también en cómo es posible recuperarla en nuestro tiempo en que la polarización entre fuerzas políticas constituye el principal factor de derrumbe, por lo que se abordan los siguientes nueve tópicos: 1. alianzas fatídicas, 2. salvaguarda de la democracia en Estados Unidos, 3. la gran abdicación republicana, 4. la subversión de la democracia, 5. los guardarraíles de la democracia, 6. las reglas no escritas de la política estadounidense, 7. el desmantelamiento, 8. Trump contra los guardarraíles de la democracia y 9. cómo salvar la democracia.

Los autores refieren a la necesidad de distinguir entre los sujetos que son cabeza de un gobierno –ya sea en los presidentes, o bien, en la figura de primer ministro en los regímenes parlamentarios– y los perfiles autoritarios que podrían poner en riesgo, o en caso extremo, matar la democracia. Para ello, proponen un esquema de cuatro indicadores clave, aplicables a la luz de una rúbrica en la que se encuentran formuladas preguntas concretas. Las preguntas van desde si los sujetos aludidos rechazan la Constitución o expresan por algún medio su voluntad de no acatarla, hasta si han amenazado con adoptar medidas –aún y siendo éstas legales– para reprimir a la oposición –incluída la sociedad civil–, o bien, si han elogiado medidas represivas aplicadas en otros lugares del mundo.

Las respuestas a las preguntas propuestas en la rúbrica de Levitsky y Ziblatt, indicarían si han de prenderse o no los focos de alarma en un Estado que se jacta de ser democrático. Esto, dado que las respuestas a estas interrogantes permitirían vislumbrar con mayor precisión si se está ante un agente político activo con inclinación autoritaria desde ligera o débil hasta muy fuerte, el cual, de no aplicársele una apropiada salvaguarda por parte de los operadores institucionales del control y equilibrio, podría tambalear y finalmente derrumbar los cimientos de la democracia.

Por último, cabe destacar que Levitsky y Ziblatt concluyen que la tolerancia ideológica mutua entre posiciones políticas y la contención institucional son dos principios fundamentales en los que se debe poner atención y sobre los cuales se tiene que trabajar y diseñar estrategias ante la problemática de la polarización extrema entre fuerzas políticas en los Estados Unidos de América –republicanos y demócratas, rodeados de progresistas y el propio Tea Party–. Problemática que en la actualidad se ve agravada con la participación de un personaje tan peculiar como Donald Trump a la cabeza del Ejecutivo, a quien los autores han sometido al tamiz del perfil autoritario, con resultados que notoriamente lo inclinan hacia dicho perfil, por lo que también han formulado una serie de escenarios posibles para el caso del emprendimiento de Donald Trump a la carrera hacia un segundo periodo presidencial, o bien, la alternativa de su dimisión o remoción a través del procedimiento de impeachment.

Para concluir, basta decir que esta obra se considera un must have para toda persona estudiosa de la ciencia política.


Notas
*.

fn1Levitsky, S. y Ziblatt, D., Cómo mueren las democracias (traducción de Deza, G.), México, Ariel, 2018

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