Liberalismo oligárquico y políticas económicas. Positivismo y economía política del Porfiriato

Zeny Balbuena Agiss

Profesora de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (buap), México. Orcid.org/0000-0002-0064-0927, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, México

47. 2019 ; Esp.


El libro de Leonardo Lomelí Vanegas, que se titula Liberalismo oligárquico y políticas económicas, es un estudio histórico sobre el positivismo y la influencia que tuvo en la economía política y en la política económica durante el Porfiriato. Tiene como principal objetivo exponer el modo en que se hicieron cambios en la forma de gobernar y la manera en que los grupos de poder se relacionaron con la oligarquía económica en el periodo que gobernó el expresidente de México Porfirio Díaz, y cómo el positivismo justificó un sistema de privilegios para algunos sectores, además de justificar la falta de desarrollo para la población con menor nivel educativo, es decir, esta corriente teórica fue, en gran medida, echa a modo para quienes tomaron las principales decisiones en la vida política y económica del siglo xix y comienzos del xx (1867-1910).

Hay que mencionar que el estudio de Leonardo Lomelí fue revisado por el Dr. Arnaldo Córdova en el Posgrado en Historia, de la unam, para obtener el grado de doctor en Historia. Sin lugar a dudas, habría que decir también que Lomelí es economista con doctorado en Historia, por lo que su investigación es de tipo multidisciplinaria en el campo de la Economía, la Historia, la Ciencia Política y la Sociología.

Para poder entender la etapa porfirista se han hecho varias investigaciones. Hay que mencionar que esta investigación es innovadora y enriquecedora porque en el ámbito de la historia de la economía existe una ausencia de investigaciones sobre los cambios que se produjeron en la política económica; al mismo tiempo, centrar la idea de consolidar el desarrollo económico para después estabilizar el poder político y, de igual modo, el sector social. Lo dicho hasta aquí no quiere decir que el tema sea concluyente para comprender estos acontecimientos a propuesta del autor. El estudio está inacabado e invita a realizar más reflexiones sobre el análisis del Porfiriato desde la corriente teórica del Positivismo.

El objetivo del autor fue entrelazar tres áreas del conocimiento histórico: la historia económica, la historia política y la historia de las ideas. La hipótesis de este trabajo nos lleva a interpretar el desarrollo económico de México bajo la implementación del Positivismo y de la Historiografía, que sirvieron para justificar la necesidad histórica de la dictadura y de su política económica, es decir, analizar la historia de las ideas económicas. Bajo el método naturalista, utiliza inducción causal.

El Positivismo, que por primera vez en la historia de nuestro país pusieron en marcha seguidores mexicanos de la Escuela Nacional de Preparatoria, bajo la dirección de Gabino Barrera, expresan su apego a lo que Comte llamó la Ley de los Tres Estados: la tendencia histórica de todas las sociedades es hacia el progreso, todas las sociedades evolucionan a lo largo de tres etapas: la teológica, la metafísica y el positivo.

Las ideas de los científicos se fueron apartando de las premisas originales del Positivismo comteano, lo que provocó no pocas críticas de parte de quienes se consideraban los herederos intelectuales de Gabino Barrera, el introductor y difusor del pensamiento de Comte en México. La influencia de Spencer y del darwinismo social aumentó con el paso del tiempo hasta llegar a desplazar a Comte como principal referencia intelectual de los positivistas mexicanos.

Por el lado de la Ciencia Política, describe muy bien las primeras ideas democráticas después de la República instaurada y la forma en que el gobierno de Porfirio Díaz hizo pactos de larga duración con sectores campesinos y con lo que Lomelí definió como oligarquía económica/política, factores que permitieron un liderazgo con los municipios y los estados en la república mexicana, dando una apariencia democrática pero con muchos tintes de régimen autoritario. Existieron liberales que apoyaron la dictadura de Porfirio Díaz para consolidar el poder judicial, restablecer la vicepresidencia de la república y estabilizar el poder legislativo.

Las causas que justificaron la reelección presidencial en la investigación de Lomelí se deben a varios factores, entre ellos a la inestabilidad que dejaba la lucha entre conservadores y liberales en etapa de construcción de la república, de una inexperta institucionalidad, de un alto grado de vulnerabilidad constitucional de los poderes judicial, legislativo y ejecutivo; en suma, de un país con cacicazgos y muy ingobernable. Es así como el gobierno de Porfirio Díaz tiende a ser durable, por su capacidad de relacionar instituciones de la república y estructuras tradicionales de la dominación del país.

Así mismo, la economía permanecía estancada, el pago de la deuda estaba interrumpido y México se encontraba sin relaciones con la mayor parte de los países europeos después de la intervención francesa y del fusilamiento de Maximiliano.

Hay que mencionar además otros factores que ayudaron a justificar su reelección: antes de que llegara Porfirio Díaz al poder, en 1876, pues se autoproclamó abanderado de diversos grupos liberales. El liberalismo mexicano —nos comenta el autor—inició de 1867 a 1911, con lo cual podemos afirmar que Díaz fue uno de los más fuertes liberales y revolucionario en su lucha en Tuxtepec.

Más adelante, los grupos liberales le dieron votos de aprobación, como fue el caso de aquellos que pertenecieron al grupo de la crítica liberal conservadora, que justificaba la concentración del poder en el Ejecutivo, lo que sería el fundamento del liberalismo oligárquico. Justo Sierra y Emilio Rabasa son los grandes exponentes de este Liberalismo.

Hay que resaltar a otro grupo de liberalistas jacobinos que estuvieron a favor del liberalismo social, entre los que resaltan José Mérida, Filomeno Mata, Luis Orosco, Juan Saravia, Jesús Urueta y Camilo Arriaga. Lomelí expone el orden social como una manera de consolidar la nación y la patria misma.

Para Reyes Heroles, el liberalismo mexicano tuvo estrecha relación con la democracia; en la etapa porfirista, consideró que se dio una influencia en la teoría del liberalismo político. Sin embargo, México era aún muy endeble en cuanto a democracia, tanto como forma de gobierno como una herramienta de inclusión social; el autor comenta que el gobierno de Porfirio Díaz no fue mi más autoritario ni más antidemocrático en la organización de las elecciones que los gobiernos de la República restaurada, con lo cual se suman sus aciertos en el presente trabajo.

Cierto es también que este tipo de liberalismo no tenía una gran relación con el federalismo, porque existió concentración en el poder y en la toma de decisiones, ya que también una característica de este gobierno fue el tipo personalista y su gran habilidad para hacer alianzas con grupos locales que le apoyaron en sus rebeliones en el largo plazo.

Para justificar la diferencia de clases sociales en este periodo de análisis, el grupo de científicos se apoyó en perspectivas teóricas de Herbert Spencer, para hacer énfasis en la evolución de las especies y en su similitud con el progreso humano. La competencia social y de clases es una relación indirecta entre los más fuertes, que son los que sobreviven eliminando a los menos aptos. Esto, sustentado en el análisis darwinista.

Con respecto a la vida económica, la oligarquía estaba conformada por propietarios rurales, inversionistas nacionales y extranjeros que detentaban el poder económico, algunos de estos eran parte del grupo de los científicos, a quienes se otorgaron las primeras concesiones de construcción ferroviaria, comercio, minería y servicios, acompañadas de capital extranjero mayoritario. Como resultado, existió una buena relación entre el gobierno de Díaz y los terratenientes nacionales, así como con otros sectores de la sociedad que quisieron consolidar el orden.

En el campo de la economía política, Lomelí expone la transición de un modo de producción feudal a un modo de producción capitalista, y presenta a José Yves Limantour como pieza clave para organizar la vida institucional de la Secretaría de Hacienda, pues en 1896 logró reformas constitucionales para atraer más crédito externo y disminuir, al mismo tiempo, los costos de transporte, la eliminación de alcabalas para consolidar el mercado nacional. Finalmente, en 1897 Limantour ayudó a la creación de la Ley de Instituciones de Crédito; las bases de estabilidad en este periodo de gobierno se apoyaron en el plano económico financiero para restablecer el crédito del país en el extranjero. Este punto fue clave para la durabilidad del régimen y para impulsar la inversión extranjera directa.

Puesta en marcha la etapa de desarrollo económico con la creación de vías ferroviarias, uno de los grandes aciertos de Porfirio Díaz fue la nacionalización de los ferrocarriles, porque respondió al temor de que empresas norteamericanas pudieran monopolizar las líneas ferroviarias mexicanas. Con ello, Díaz no fue en su totalidad un liberal económico al cien por ciento. En relación con la fiscalidad, Lomelí hace una buena recopilación de textos históricos en donde se narra la supresión de las alcabalas. Las acciones tomadas por el Gobierno mexicano en el año crucial de 1896 en materia económica fueron decisivas para la construcción del Estado moderno. Limantour incidió en importantes repercusiones en el proceso de centralización del poder político emprendido desde el triunfo de la república en 1867, que fue continuado durante el Porfiriato; como resultado, se obtuvo la consolidación del Estado mexicano a través de una centralización de la recaudación fiscal. El fortalecimiento de las finanzas públicas del gobierno federal cambió la relación del Gobierno federal con los gobiernos estatales.

En efecto, el modo de vida de privilegios tenía una explicación desde la óptica positivista de los científicos, lo mismo que la desigualdad. Siguiendo un razonamiento fuertemente influido por el darwinismo social, la desigualdad y la pobreza, son un resultado natural de las distintas capacidades de los individuos para mejorar su posición social. Este razonamiento, conjugado con elementos de determinismos geográficos y raciales, explicaba el atraso de la mayor parte de la población.

El autor expone algunas ideas positivistas que se basan en elementos raciales para explicar el desarrollo y atraso de los pueblos en la época porfiriana, aunque también expone ideas positivistas que defendieron el mestizaje y su formación de la nacionalidad.

Limantour jugó un papel decisivo en la renuncia de Porfirio Díaz, lo que le valió severas críticas por parte de la mayoría de los porfiristas. Convencido de la inutilidad de resistir a la revolución y preocupado ante una intervención extranjera, trató de salvar la precaria institucionalidad que aún garantizaba la Constitución de 1857, y favoreció un acuerdo que no interrumpiera el orden constitucional.

Una mayor intervención estatal en la economía era necesaria. Limantour llegó a la conclusión de que las funciones del Estado tenderían a ampliarse a medida que aumentara la complejidad de la economía y de la sociedad; como bien menciona el autor, esta tendencia se mantuvo y se profundizó después de la Revolución Mexicana.

La intervención del Estado también era necesaria para generar cambios en programas sociales como el sector educativo, ya que en el Porfiriato —describe Lomelí— había rezago en la educación básica en municipios que carecían de recursos para ampliar masivamente la matrícula.

En resumen, durante este periodo existió un liberalismo conservador; en algunos momentos, un tipo moderado a conveniencia de la oligarquía económica y política de aquel entonces.

Como resultado de toda esta investigación, puedo concluir que el trabajo de Leonardo Lomelí Venegas es de gran aportación histórica económica en lo particular y en lo general del entretejido político y social de la época; de modo que el autor pudo explicar las respuestas a su hipótesis central, al interpretar el desarrollo económico de México bajo la implementación del Positivismo y de la Historiografía, que sirvió para justificar la necesidad histórica de la dictadura y de su política económica.

También, reconozco la claridad con la que el autor expone sus ideas, su orden cronológico, la aplicación del Positivismo y su interpretación, que son, en varios momentos de la investigación, de gran ayuda para el lector.

De esta manera, la teoría positivista ha sido utilizada en varias ocasiones para explicar el área de las Ciencias Sociales, lo cierto es que si bien explica parte de la realidad social, también estas teorías presentan algunos vacíos, como el caso en el que se justifica la diferencia económica por origen racial a través del darwinismo positivista. Me queda claro que es un tanto limitada esta visión, es decir, es reduccionista en varios momentos, ya que esta explicación es excluyente. En contraste con lo anterior, la Sociología Jurídica, así como la Filosofía Económica y Política podrían también proporcionarnos una mayor claridad de lo acontecido en el Porfiriato.

Indiscutiblemente, en este periodo de investigación coincido con el autor en concluir que se estimuló el mercado interno y el comercio exterior, dando pauta a un capitalismo posrevolucionario que estaría marcando el futuro del México actual.

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